"Valor de Ley", vale la pena?

Vamos que nos vamos con una nueva crítica por parte lashorasperdidas.com. Os recomiendo este blog, para nada como "oooh lo que digan va a misa" pero sí para sacar una buena opinión sobre las pelis que comentan.

True Grit es la película número XXX de los hermanos Coen. Salen Jeff Bridges, un Marshal viejo, gordo y alcohólico, una niña prodigio y Matt Damon como La Beouf, un ranger de Texas con un gran aprecio por la metodología del trabajo. La historia trata la búsqueda de la niña prodigio (Mattie) del asesino de su padre y la relación que establece con estos dos hombres de armas.

Tengo sensaciones encontradas con esta película. Les exijo mucho a los Coen, tal vez de forma desmedida, seguramente por que son dos de los personajes con más talento de todos los que ha dado el cine, son los únicos con la sangre fría (o no, tal vez muy caliente) de sacar Un tipo serio, una de las películas más demoledoras y perfectas que he tenido la gracia de ver, una especie de Zodiac cómica donde el tedio se convierte en la herramienta expresiva principal, sólo que utilizada de otra forma. Una masterpiece sin paliativos.

True Grit prometía épica en su trailer, que curiosamente mostraba la única pelea/ duelo de todo el film, prometía frases antológicas y planos enormes y preciosos, relaciones enternecedoras y épica emocional (copyright Doc. Diablo). El problema es que no tiene nada de eso, o mejor dicho, lo tiene al estilo Coeniano, cobra sentido sólo si lo vemos desde el universo propio de los autores.
true-grit5
El principal pilar del filme es la relación entre Cogburn y Mattie, la cual no cambia ni un ápice a lo largo del film. La niña consigue los servicios de Cogburn gracias a su personalidad, la cual el Marshal respeta y aprecia, y durante el desarrollo sólo se somete a numerosas pruebas que terminan por demostrar que el viejo borracho es un buen tipo. La estática relación está presente en todo el film, y se nota mucho el empeño de los Cohen en disminuir cada uno de los eventos que deberían causar gran impacto narrativo en el espectador. Es como si los directores hubieran domesticado y drogado su propia historia, como un paciente sedado.


Ejemplo de esto es el momento en que la niña se encuentra nuevamente con Chaney, el asesino de su padre, en una situación devenida del puro azar, en la que no hay música de fondo ni tensión en ningún momento, sencillamente las cosas suceden de esta forma y le tienes que hacer frente si quieres, sino lo dejas pasar y ya está. Esto impregna el film, por ejemplo, la elección de Cogburn es meramente arbitraría, se le escoge por sus características profesionales, no hay nada de especial en ello, y la conclusión de la película es igual, en la última escena Mattie llega tarde para ver a Cogburn, y se encuentra con que ya no puede verle, que tampoco ha vuelto a ver a La Beouf, y que posiblemente también se le haya pasado el tiempo para verle a él. En esta película, todo sucede así, o al menos eso parece, como la obra de un destino aletargado, perezoso, en el que los personajes se mueven de forma más independiente, no son elegidos ni importantes, no forman parte de un plan épico.

En el plano técnico es irreprochable. El talento visual marca de la casa también está, me acuerdo ahora de un maravilloso plano en el que se enfoca el perfil de un caballo con el cielo naranja de fondo, caminando, los tres protagonistas ante la planicie con las montañas de fondo, otra vez con un cielo almibarado (muy típico de Sin Perdón). Los Coen tienen la cualidad de dar personalidad a su discurso visual con planos muy evocadores, con mucha fuerza narrativa y lírica, pero un caballo caminando significa que se mueven, ese plano además es bello en sí mismo y, más aún, es personal.

También tienen el poder de exprimir a Jeff Bridges. Buena suerte para intentar comprender a este genio de la interpretación en su versión original, escucharle balbucear es realmente maravilloso, y el efecto se multiplica cuando además lo hace borracho. Su papel es el de viejo quitado de todo, que ya ha visto lo que tenía que ver y ahora se dedica a beber y comer y matar, alguien que sabe dónde se mueve y las consecuencias de cada uno de sus actos, conocedor de los códigos. Matt Damon en cambio, creo que es el que tiene el personaje más interesante de todos, aparenta ser un mojigato que no es rival para Bridges, se toma mucho más en serio a sí mismo que el Marshal, y su destino es más romántico, es mucho más humano que Cogburn, y más difícil de apreciar por sus más evidentes fallos.
true-grit
Le han caído muchos elogios a la niña (la he googleado y se llama Hailee Steinfeld). A mí personalmente no me ha impresionado mucho, se limita a cumplir un rol bastante usado hoy en día; me ha recordado bastante a la interpretación de Jessie Eisenberg en The Social Network, con esa forma de hablar y la ausencia de gestos y ademanes propios de un ser humano. Ahora resulta que comportarte como un asperger y reprimir la expresión corporal es la nueva forma de expresión corporal sutil y conmovedora. Pues vale.

En resumen, True Grit es una película que es un western pero no tiene épica; es un drama pero sus personajes no provocan empatía (excepto Cogburn, pero sólo por la pura admiración que inspira Jeff Bridges), es una buena película pero demasiado hermética, parece pocha. En conjunto, me ha hecho pensar sobre el destino como herramienta narrativa, su carencia de uso determinante intuyo como la mayor razón de desencanto general con la cinta, por que condiciona la épica y no concede espacio para escenas álgidas. De hecho sólo hay una de ellas, y que no tenga compañeras la desluce, la hace parecer insignificante.

Además el final es deprimente: espero que les haya salido bien la cosa, y sino pues ya está, fue un momento de mi vida que pasó, todo ha seguido de forma más o menos gris y podrá continuar de esta manera como igualmente no hacerlo, quién sabe y a quién le importa.

(Vía lashoraspedidas.com)

No hay comentarios: