CAPITÁN AMÉRICA

Tenías pensado ver esta peli pero aún dudas? Por si te sirve de ayuda, os brindo la crítica del film desde lashorasperdidas:

En lo que está siendo un verano bastante flojete en lo relativo a adaptaciones de superhéroes al cine, ha resultado todo un placer encontrarse con una película como Capitán América. Integrada dentro del conjunto de “precuelas” de Los Vengadores es de las pocas que tiene un estilo claramente personal, algo a lo que sin duda ha ayudado su ambientación de época en plena Segunda Guerra Mundial, pero también un tratamiento de los personajes bastante más cuidado, pulido e interesante sin dejar de ser una película claramente consciente de su condición de entretenimiento veraniego.

Joe Johnston, artesano especializado en el cine de aventuras, se encuentra en este título como pez en el agua. Con regustillo de aventura clásica que recordara a muchos a su segundo largometraje, Rocketeer (que cumple ahora 20 años), Capitán América es una película cuyo protagonista, a diferencia de otros héroes, no debe asumir una gran responsabilidad derivada de sus poderes o enfrentarse a su lado oscuro, no es un personaje torturado como tal, su esencia es, como no podía ser de otro modo, la del patriota perfecto, un soñador cuyo sueño no es otro que ser útil y servir a su país. ¿Y cuál es su handycap? Pues que durante buena parte de la película le toman por el pito del sereno, al principio por ser ese micropene andante en el que han convertido a Chris Evans al principio de la película, y después porque su propio país prefiere utilizarlo como un medio de propaganda antes que como un héroe de verdad. La frustración es lo que hace de Capitán América un personaje humano. Cualquier licenciado en paro (es decir, todo hijo de vecino) sabrá a qué me refiero.



La película por tanto se constituye como la búsqueda de un sueño, igual que en otra película del director, la estupenda Cielo de Octubre, Steve Rogers debe sobreponerse a las trabas y limitaciones que le impone la sociedad en la que vive para poder demostrar que realmente vale para cumplir su sueño, que más que ser un héroe, consiste en servir a su país como muchos de sus compatriotas, luchar por una idea cueste lo que cueste. Todo bajo una bandera, la de Estados Unidos. Un héroe puro cuyo patriotismo sin fisuras resulta en la actualidad bastante caduco, y casa poco con el cinismo actual, propio de un tiempo en el que hemos aprendido a desconfiar de todo y de todos. Por eso, quizás resulte un tipo tan bueno como tontorrón, un tipo tan valiente y tenaz como ingenuo, unos rasgos que bien jugados pueden dar mucho juego en Los Vengadores.


Pero volvamos a la película que nos ocupa. El objetivo de Rogers no tendría sentido sin un enemigo de igual calibre, un villano más malo que Hitler, una idea también simple que no nace de ningún tormento, Cráneo Rojo, con Hugo Weaving dándole vida, que busca, como toda idealización del enemigo en tiempos de patriotismo extremo, dominar el mundo y esparcir el mal con más virulencia que una revista porno en una clase de de 2º de la ESO. Como decía, ese aroma de aventura clásica se respira también en esta clase de personajes simples y entrañables, igual que en una película de Indiana Jones, donde el bien y el mal no tienen matices y son quizás los personajes secundarios los que muestran más humanidad con sus debilidades. Tal es el caso de un excelente Toby Jones, que pese a aparecer poco se come la pantalla (como siempre) o Stanley Tucci el único tipo que cree desde el comienzo en Rogers.

Las escenas de acción están muy bien resueltas dentro de ese estilo predominantemente clásico que han querido dar a la película. Se huye de la cámara en mano y hasta se marcan un par de secuencias de montaje con las hazañas del Capi casi a modo de noticiario de guerra. Quizás falte una gran escena de acción como tal, ese gran duelo tan propio de este tipo de películas de superhéroes donde los grandes enemigos se ven las caras. No es que no tenga lugar, pero no es en ningún caso el momento más logrado o trepidante de la película, donde quizás más que la propia lucha entre el bien y el mal se ha querido destacar esa idea de sacrificio y valor propia de su protagonista.

No puedo terminar sin destacar el gran trabajo a nivel estético de una película que tanto explícita como subliminalmente ha llenado su metraje de referencias a la propaganda y el diseño gráfico de la época, dos herramientas que emergieron a principios y mediados del siglo pasado hasta convertirse en algo no ya útil, sino necesario en nuestros días. Tanto los numeritos americanos para animar a la población y las tropas (cachondos como ellos sólos) como las imágenes de megaejército en formación de los secuaces de Cráneo Rojo son ejemplo de ello.

Quizás no entusiasme al nivel de grandes títulos del género de superhéroes, no es una película que vaya de profunda ni lo pretende, pero se toma muy en serio su condición de adaptación de un gran icono del cómic y de aventura veraniega, que es lo que deberían haber hecho otras películas similares este verano y no han conseguido.

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