Así empezaba un cortometraje promocional que General Motors usó,
entre 1964 y 1965, para promocionar la Expo de Nueva York y más en
concreto Futurama 2, el lugar donde todo podía ocurrir y donde todo lo que podía imaginarse se haría realidad.
En plena Guerra Fría, con la amenaza nuclear más viva que nunca,
Futurama 2 (que recogía el testigo de la primera Futurama, celebrada en
1939) pretendía ser el lugar en el que General Motors celebrase el
optimismo del futuro, las maravillas aún por llegar. Casi 26 millones de
personas se sentaron en los asientos móviles de Futurama 2: todos ellos
vieron tecnología aún por llegar y muchos otros inventos de futuro que nunca vieron la luz.
En Xataka | Especial Tecnologías que fracasaron
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