Salimos de A Coruña un poco tarde, pero lo suficientemente temprano como para no ir cenados, por lo que era impepinable que a mitad de camino hubiese que dar alfalfa a los caballos.
Así que paramos en Sarria a asaltar un Eroski. Y además de víveres, qué cojimos? Pues ya lo véis, un "OPERACiÓN"!!! Anda que no lo pasamos pipa jugando con él durante el finde :)
El viaje prosiguió rumbo a Sober, al Pazo. Al llegar esta es la estampa que se nos presentó, ideal para la película de miedo que a todos se nos viene a la cabeza en momentos como el que vislumbra esta imagen.
Nos acostamos al poco de llegar, casi sin desahacer las maletas. Estábamos reventaditos del viaje y sobretodo de la semana. Por delante teníamos un fin de semana para relajarnos y descansar, recuperar fuerzas. Gracias a tita Tam y tito Paco, que se quedaron con Piña, ésto fue posible.
El día siguiente amaneció nubladillo, con nubes que tenían toda la pinta de no estar de buen humor. Así que ante posibles batallas contra la naturaleza, llenamos bien el bandullo para tener fuerzas.
Siempre muy finamente, como el entorno merecía. Cada bocado con el meñique levantado, alta alcurnia oye!
Decidimos poner rumbo a Monforte de Lemos, a unos 15 minutillos del Pazo. Allí nos esperaban cuestecillas que recorrer hacia la torre y el parador, desde donde tendríamos unas impresionantes vistas de la zona.
Al poco de llegar a la cima, se puso a llover y el viento hizo difícil que sacase fotos decentes, pero sí pude tomar algunas antes, sobretodo de la Torre Homenaje y el Parador de Turismo aledaño. Aquí las tenéis :)
La entrada del Monasterio de San Vicente del Pino, actual Parador Nacional sigue luciendo espléndidamente las tallas en piedra de la fachada.
La fecha exacta es imposible de precisar porque los documentos que lo podían acreditar ardieron durante el siglo XIX en un espectacular incendio, que acabó también con valiosos tapices y con gran parte del palacio que flanquea al monasterio, del que que sólo se conserva una parte. En el interior del monasterio, se encuentra el sepulcro de un abad al que popularmente se relacionó con la leyenda de La corona de fuego, de mucho arraigo en la localidad, y llevada a la literatura en numerosas ocasiones, y que tiene su origen en la existencia de un corredor subterráneo que comunicaba el palacio y la iglesia. Durante la época medieval, se construyeron numerosos monasterios en la comarca, sobre todo en las riberas de los ríos Miño y Sil, en la zona conocida como Ribeira Sacra, y de la cual Monforte ostenta la capitalidad.
La torre del homenaje y la muralla fueron derruidas durante la Revuelta Irmandiña, que enfrentó al pueblo con la nobleza; los responsables, una vez sofocada la rebelión fueron forzados a reconstruir lo derruido. El Conde de Lemos se abstuvo de practicar ejecuciones a los rebeldes, castigándolos, en su lugar, a reconstruir sus derruidas fortalezas.
Fuimos bajando poquito a poco, bajo la lluvia, rumbo al "Pequeño Escorial". De allí ya volveríamos al Hotel, la cosa se estaba poniendo chunguilla. En la bajada, una contra me llamó la atención por las texturas de la madera.
Este es es el famoso "Pequeño Escorial", denominando así coloquialmente al Colegio de Nuestra Señora de la Antigua por su parecido con el Monasterio de El Escorial.
Construido en estilo Herreriano, el colegio de Nuestra Señora de Antigua es conocido a menudo como El Escorial gallego, por ser una de las escasas manifestaciones de este estilo en esta comunidad.
Está para siempre enlazado a la figura de su fundador, el cardenal Rodrigo de Castro, quizás el último gran príncipe eclesiástico del Renacimiento en España, Arzobispo de Sevilla y gran benefactor de Monforte, además de mecenas de las artes.
Allí se apostaban algunos coches, a modo de exposición de Concesionarios locales. La ocasión la aprovechamos para sacarnos algunas fotos más originales que las típicas "de turismo" :p
Próxima entrega: De Rally por Sober con Pzz de piloto!
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