Al Valencia le tiembla el pulso y allana el camino a la final al Barcelona

La gripe dejó al Valencia sin su goleador, Roberto Soldado, pocas horas antes del partido. También, quizá , sin una considerable ración de fe en sus posibilidades de llegar la final de la Copa del Rey. Ganar la partida al Barcelona es muy difícil, y si encima lo tienes que hacer sin una de tus mejores cartas…

Sólo así puede entenderse el que el Valencia saliera al césped del Camp Nou con la cabeza en otra parte, con unas lagunas defensivas impropias de un equipo de élite. Adil Rami, en especial, pareció que estaba de rebajas porque no paró de hacer regalos a los jugadores del Barcelona. Así, el chileno Alexis Sánchez casi se queda solo ante Diego Alves porque el francés se hizo un lío con el balón, que desde luego en la vuelta de la Copa del Rey no fue su amigo.

Después, Rami falló junto a Víctor Ruiz al tirar el fuera de juego y Cesc Fàbregas agradeció el obsequio con un gol de vaselina. En el tanto también fallaron otros dos valencianistas, el portugués Miguel, que perdió en velocidad ante el español, y sobre todo el portero, Alves, que el resto del partido estuvo sublime, pero en el gol se quedó a media salida y luego saltó muy tarde para intentar parar el disparo con la puntera de Cesc.

Con el 1-0 en el marcador, el Barcelona pudo sentenciar, pero no aprovechó los regalos de Rami. En el primero, dejó el balón a Lionel Messi, que se topó con Alves en su remate y luego Isaac Cuenca chutó fuera en una posición inmejorable.   En la segunda ocasión, volvieron a estar Víctor Ruiz y Rami implicados jugando con fuego al intentar sacar el esférico jugado, pero Cesc no acertó en un mano a mano muy claro.

Más ocasiones desaprovechadas

Si en la primera parte Sofiane Feghouli chutó fuera en la mejor ocasión del Valencia, propiciada por un pase al hueco sensacional de Jeremy Mathieu, en la segunda las ocasiones claras de Jordi Alba y Aritz Aduriz se fueron al limbo. Se repitió el guión y la labor del centro del campo y los hombres de ataque quedaba ensombrecida por la dejadez de funciones de los defensores.

Víctor Ruiz fue el ejemplo al perder otra vez el balón en posición comprometida por no despejar a tiempo. Messi, negado de cara al gol, desperdició el ofrecimiento para sentenciar la eliminatoria, y alimentó la esperanza del Valencia por igualar el partido y alcanzar la prórroga al menos ante el Barcelona. Xavi Hernández, en el minuto 80, acabó con esas esperanzas, que ya habían mermado otro poco más con la inocente expulsión de Feghouli, aunque el manotazo que lanzó a Carles Puyol no fue nada inocente.   

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