Mario Vaquerizo, de ‘niño bien’ a delirante producto de éxito



Quién le ha visto y quién le ve. Durante las últimas semanas, lleva circulando por Internet una imagen de Mario Vaquerizo de cuando era joven, lozano y pijo. Mucho ha cambiado su rostro desde entonces.
Periodista, cantante, escritor y representante de actores, Mario Vaquerizo ha sabido convertirse en un esperpéntico personaje que funciona a la perfección a nivel televisivo, llegando incluso a hacer sombra a su mujer, que ya no es solo Alaska; ahora, por su culpa, es simplemente Olvi (de Olvido Gara, nombre verdadero de la artista), que es como él la llama.
El éxito del reality Alaska y Mario ha supuesto el trampolín de Vaquerizo para constituirse como nueva folclórica nacional: divierte, sobreactúa, presume de look andrógino y canta “Peluquitas. Se ha inventado a sí mismo como producto petardo y, tras su apariencia de inocente, inculto y metepatas, hay una mente mucho más calculadora de lo que parece, capaz de hacer de su matrimonio una perfecta máquina tragaperras. El negocio redondo
Aunque antes de triunfar en MTV, Mario ya iba regalando momentos estrambóticos por ruedas de prensa, como manager gritón de Elsa Pataky, o por viejos programas de culto como Noche sin tregua de Dani Mateo, al que acudió para promocionar un disco de las Nancys Rubias y terminó por recomendar a los espectadores que se lo descargaran pirata del Emule “porque lo venden muy caro”. Todo sea por dar siempre la nota.

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