ETA y su "cese definitivo de la actividad armada"



Prudencia y cautela. Es la sensación que aparece en casi todas las reacciones tras la buena noticia del "cese definitivo de la actividad armada" que este jueves anunciaba la banda terrorista ETA.

"Hay que tener prudencia puesto que no significa la disolución de la organización terrorista ni tampoco la entrega de las armas", afirmaba el presidente de la Confederación de Empresarios de Navarra, José Antonio Sarría, aunque insistía en que "hay que estar contentos y satisfecho" por el triunfo de la democracia que supone este anuncio.

Confebask, patronal vasca, fue un poco más allá e instaba la banda terrorista a "su completa disolución, por ser el paso final que la sociedad vasca exige y espera".

Otro colectivo social que ha acogido con mucha cautela este anuncio es el de las fuerzas de seguridad. La Asociación Unificada de Guardias Civiles y la Confederación Española de Policía lo han acogido con escepticismo. Para ellos, la intención será creíble si la banda entregar las armas y a los terroristas con causas pendientes.

Sensaciones contradictorias también las sentía Francisco Tomás y Valiente, uno de los cuatro hijos del expresidente del Tribunal Constitucional Francisco Tomás y Valiente asesinado por ETA en 1996. "Patético" era el calificativo que usaba para el comunicado de la organización terrorista, aunque celebraba el anuncio del final de la violencia.

Más contundentes eran los familiares de otras víctimas de ETA, como Jaime Mateu Istúriz, hijo y hermano de dos asesinados por ETA, que cree que este comunicado es "más de lo mismo" y solo pretende "dar largas". "No tienen ninguna credibilidad".

Entre la clase política, la cautela se mezclaba con el entusiasmo. La presidenta navarra, Yolanda Barcina, advertía después de celebrar el anuncio que "aún falta para alcanzar la derrota definitiva".  La dirigente navarra todavía espera su disolución, la entrega de las armas, el "reconocimiento del mal causado" y "que se quiten las capuchas".

La misma opinión era la que ofrecía Mariano Rajoy. "Es un paso muy importante, pero la tranquilidad de los españoles sólo será completa cuando se produzca la disolución irreversible de ETA y su completo desmantelamiento".

Otros políticos expresaban su "confianza" en que "ésta vez sí estamos ante el adiós definitivo y ante un futuro sin ETA y su constante amenaza", decía Juan López de Uralde, candidato de Equo.

Sin embargo, otra parte de la clase política, como los socialistas y los nacionalistas vascos, no mostraban estas dudas. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, quería trasladar a los españoles mucha confianza: es la victoria "de la democracia, de la ley y de la razón", mientras el candidato socialista a la Presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, confesaba que solo tenía en la cabeza una idea: "ojalá que este día hubiera llegado antes".

Esta opinión era la que resaltaba el presidente del PNV, Iñigo Urkullu. "Por fin vamos a poder pasar página. Despertar sin miedo y mirar al futuro con esperanza. El bien supremo de la paz está a la vuelta de la esquina. Euskadi ha doblegado la violencia". Sin atisbo de dudas.

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